Así lo sostiene el antropólogo y lingüista Esteban Emilio
Mosonyi, quien considera un gran avance haber eliminado el “Día de la Raza”,
que es “algo totalmente anticientífico y además inhumano”
Más de 500 años han pasado desde que la invasión europea
comenzó en estas tierras, pero es muy poco el tiempo que tienen posicionados
conceptos como el que se expresa en la denominación de Día de la Resistencia
Indígena para conmemorar el 12 de Octubre, a pesar del esfuerzo de mujeres y
hombres como el antropólogo y lingüista Esteban Emilio Mosonyi.
Ha sido larga la lucha que desde sectores revolucionarios y
comprometidos se ha librado para desmontar el discurso de un supuesto
“descubrimiento” que convierte a Cristóbal Colón casi en un héroe fundador.
Mosonyi tiene razones para defender ese cambio de visión:
“El 12 de octubre de 1492 es importante, querámoslo o no,
porque en esa fecha se inició una etapa en la historia con miras a la
mundialización, por la confluencia entre dos aconteceres, en un continente y
otro. Ya no se trataba solamente de la historia de Europa como tal, o de Asia y
mucho menos de América, y por eso ese día representa un cambio histórico
inmenso, pero transformarla en el Día de la Resistencia Indígena para mí ha
sido muy oportuno y positivo”
El cambio de denominación, agrega el investigador -Rector de
la Universidad Nacional Experimental Indígena del Tauca- expresa que “el origen
de los procesos de rebelión, de la independencia, y de todo lo que estamos
viviendo del siglo XXI es la resistencia indígena”.
RESISTENCIA FUNDAMENTAL
El antropólogo aseveró que “lo mejor fue sustituir el
contenido pretérito por hechos, procesos y fenómenos que han ocurrido en la
historia, sobre todo en los últimos 500 años. Porque antes se hablaba del Día
de la Raza, algo totalmente anticientífico y además inhumano, que se basa en
los caracteres biológicos, que sólo sirven para discriminar unas poblaciones y
otras, sobre la base de rasgos genéticos o fenotipos sin aportar nada
positivo”.
Mosonyi destaca, de entre esos hechos y procesos, la
resistencia del indígena, y aclara que paralelamente a ella hubo otras
resistencias como la del mestizo, del afrodescendiente, del blanco de orilla y
de tantas poblaciones que convergen en nuestro país. Pero la indígena,
enfatizó, es la base de todo.
“Hay que entender que sin la resistencia fundamental de los
pueblos indígenas esas otras resistencias, no se hubieran realizado con la
magnitud y coherencia como verdaderamente ocurrió. En ese sentido es
emblemática pues el indígena fue un pueblo condenado, no a desaparecer, sino a
ser desaparecido, exterminado, a través de un programa de colonización hecho
para no dejar ni un solo indio vivo. ¿Cuántas veces no decían “el mejor indio
es el indio muerto”?, expresó.
“Esa resistencia fue, no solamente de los pueblos, sino
también de la cultura, de los idiomas; le fue inoculada a otras poblaciones que
llegaron después, que también tomaron la idea de no dejarse avasallar por
fuerzas dominantes que ilegítimamente los pisoteaban, los oprimían”, agregó.
NO AL DESCUBRIMIENTO
Mosonyi recordó que ha ratificado muchas veces que no hubo
descubrimiento: “Aun si no se hubiese tratado de habitantes de la especie
humana, sino de otros seres biológicos, que también son respetables, creo que
no es válido hablar de un descubrimiento hecho por unos seres y designar como
descubiertos a otros seres distintos, sean humanos o no humanos: arrogarse esa
prepotencia de que ‘yo descubrí un mundo nuevo’. Y cuando hay habitantes,
muchísimo menos, como efectivamente ha sido la realidad”.
Al respecto comentó que “hoy sabemos mucho más de cómo
transcurrió ese primer contacto indudablemente vergonzoso hasta para Colón y
más para los que siguieron a Colón. A mí me escandaliza la sola idea de la
pretensión de descubrir, por ejemplo, las Antillas”.
Mosonyi declaró totalmente incierto que los españoles hayan
llegado a “zonas deshabitadas”, pues “cuando alguna superficie lo estaba, era
por ser terrenos no productivos, o más bien por tener una biota de tipo vegetal
y animal más que la humana, es decir, razones ambientales perfectamente
respetables”.
El antropólogo ofreció el siguiente dato, para ilustrar si
las Antillas estaban en ese momento habitadas: “En las Antillas había
muchísimos seres humanos, esas islas estaban muy habitadas, llenas de gente. Se
habló hasta de medio millón de habitantes en las Antillas para Rector de la
Universidad Nacional Experimental Indígena del Taucaaquel momento -los taínos,
los siboneyes- sobre todo por taínos en lo que hoy es Cuba y Puerto Rico”.
Explicó que esas culturas existían y siguen existiendo: ”El
taíno se está reconstruyendo, el Caribe nunca se extinguió y las lenguas
arawak, que son muchísimas, también permanecen vivas, por ejemplo el wayúu que
es arawak, tiene muchos hablantes. A tal punto que ya se contabilizan más de un
millón de wayúus entre Colombia y Venezuela”.
LA VERDAD DE LO QUE PASÓ
Mosonyi expuso su visión de lo que ocurrió en aquel octubre,
más de cinco siglos atrás: “Pudo haber sido un hermoso encuentro de culturas.
Lamentablemente no lo fue, pues aunque apenas al llegar, en el primer momento,
Colón estaba muy inspirado y escribió unas hermosas cartas donde habla muy bien
de los pueblos arawacos que encontró, que si eran hermosos de cuerpo, que sin
de alma, que si hablaban muy bonito, que eran unos pueblos encantadores, que
eran trabajadores, casi idealizándolos”.
“Pero enseguida, el oro, los minerales, influyeron y
empezaron a actuar compulsivamente porque ¿qué era lo que esperaba el reino de
España? ¿para qué les pagaron? No era para hablar bonito o para mandar unas
cartas con mucha retórica. Cuando empezó el proceso de la minería de oro y
otras formas de explotación, y la esclavitud de los indígenas, eso se volvió un
infierno”, apuntó.
El prestigioso investigador negó que en un par de años
desaparecieran totalmente los taínos y otros indígenas: “Algunos permanecieron
vivos por mucho tiempo, otros se mestizaron. Ha habido una sobrevivencia. El
pueblo taíno, no se ha extinguido. Como algunos sacerdotes y cronistas se
ocuparon de escribir las costumbres indígenas, la lengua, etc., con esa información
estamos reconstruyendo la cultura y la lengua de los taínos en varios países,
incluyendo los Estados Unidos. Entre quienes migraron de las islas para residir
allá, hay descendientes de taínos y también participan en esa reconstrucción”.
Agregó que “más allá de hablar de mestizaje vemos que existe
una cantidad de elementos étnicos que hoy afloran también en regiones de
Venezuela supuestamente no indígenas, como los estados Lara, Falcón, o Sucre.
Allí surgen representantes de los Chaima, Caquetíos, Gayones, Ayamanes, y
Jirajaras, que según nuestra historiografía tradicional ya no existían”.
“Pero resulta que sí existen. Y si se argumenta que no
hablan su lengua, tampoco es verdad siempre, porque a veces encuentran los
códices y con ellos buscan las raíces de su idioma”, sentenció.
Comentó que está terminando un libro sobre el grupo de los
arawak donde afirma que, aunque allí había Caribes, en ese momento predominaban
los arawak porque la conquista Caribe era casi tan reciente como la española.
Pero allí había unas culturas bien específicas, con su organización, su
agricultura, incluso con su tecnología.
LA MASACRE
Mosonyi, sin embargo, no duda en afirmar que “lo que sí hubo
fue una tremenda masacre, hubo genocidio, etnocidio, de todo. Pero con todo lo
mezquino que uno pueda ser, algunos sacerdotes católicos se portaron mejor que
los conquistadores de la estirpe militar”.
El Rector de la Universidad Nacional Experimental Indígena
del Tauca, mencionó a algunos como Fray Montesinos, Bartolomé de las Casas,
Bernardino Sahagun, “y otros más. Gracias a ellos tenemos algunos testimonios
que han hecho posible a los descendientes de aquellos indígenas retomar su
cultura y es así como encontramos movimientos activos, de indígenas y
proindígenas”.
“Se perdió muchísimo, pero no tanto como se cree. Por eso es
que actualmente, aparte de los representantes de aquellos pueblos indígenas que
sí han permanecido resistiendo todo el tiempo y que siguen siendo casi
exactamente lo que fueron históricamente hace siglos y milenios”, acotó.
Aclaró que hay también campesinos indígenas, o incluso
urbanos indígenas que reivindican sus raíces sin renegar del mestizaje, pero
que con todo y eso siguen siendo descendientes de la misma población que se
creyó desaparecida: “Estas culturas se están desarrollando con la existencia de
nuevas leyes favorables y medidas que propician y estimulan ese desarrollo,
pero también ellos se autoestimulan porque basta que haya un mínimo de interés,
una nueva forma de tratar la historia”.
“La ideología antiindígena que involucra pueblos otrora
totalmente oprimidos, olvidados, convencidos ellos mismos de que estaban
perdiendo sus características y hasta se estaban extinguiendo, con su vergüenza
étnica, con su sumisión, desaparece y se produce un levantamiento, o un
alzamiento de estas mismas poblaciones que presentan otro cariz, tienen otra
voz, el discurso cambia, eso es lo que está pasando”, advirtió.
LAS BUENAS LEYES
“Hay países donde aún no hay buenas leyes para los
indígenas. No es el caso de Venezuela, porque aquí realmente la legislación es
excelente, comenzando por la Constitución, que no se ha cumplido totalmente
pero por lo menos ese marco legal ya lo tenemos muy avanzado”, exprespo
Mosonyi, quien acotó que “donde no existe esa legislación, los movimientos
indígenas la están exigiendo en una onda distinta, de reivindicaciones,
replanteamiento de su identidad y búsqueda de una solución sociodiversa en
lugar de una solución homogeneizante”.
-¿Que impacto ha tenido ese cambio en las venezolanas y
venezolanos de hoy?
“En Venezuela, salvo los inmigrantes más recientes, algo de
indígena tienen casi todos, es casi inevitable y sin embargo no lo reconocen
así. La propia población indio descendiente debe reconocer sus orígenes y ser
orgullosa de esos orígenes y no rechazarlos ni discriminarla y mucho menos
tener vergüenza étnica. En la medida en que reconozcamos esos aportes se
enriquece también el proyecto país que estamos manejando”
Explicó que en la concepción del siglo XXI “se ha tomado en
cuenta el aporte indígena, el Buen Vivir, etc., y en eso ya ha habido avances.
Pero en comparación con el eurocentrismo contenido en las ideas revolucionarias
como tales, todavía el peso específico del aporte indígena y el aporte afro son
muy endebles”.
“Eso se nota cuando los hermanos afrodescendientes nos
preguntan ¿por qué se habla de comunas y no se habla de cumbes? Hace falta
introducir toda esa forma de hacer valer la parte comunitaria, las comunidades.
El espacio que debe tener la herencia indígena y la no europea, la afro,
incluso la mestiza nuestra, debe ser mucho más grande de lo que efectivamente
se le concede hasta este momento”, expuso.
Para lograr algo como lo que plantea, Mosonyi comentó que
“lo indicado es hacer valer la Constitución y las leyes, pues la forma como se
permea la sociedad, incluyendo sus formas operativas, es todavía muy débil en
relación con la fuerza de lo básicamente normativo”. No obstante, apuntó que
“Tenemos más normas que la posibilidad de ejecutarlas o desarrollarlas en la
praxis social, entonces eso es lo que hay que superar. Hay formas de hacerlo
pero tiene que haber un amplísimo diálogo nacional para que nadie vea al
indígena como una amenaza a la integridad del país, o las otras culturas como
algo que se contradice con la unidad del pueblo”
Agregó que “aunque sabemos que esas suspicacias ya no caben,
no tienen razón de ser porque es producto acumulado de muchos siglos de
coloniaje. Pero para que eso se realice hace falta una participación primero
que nada de los mismos pueblos indígenas, de los mismos pueblos
afrodescendientes”.
“Quienes tenemos años, decenios en esa experiencia podemos
suministrar nuestras ideas, nuestro conocimiento, pero hace falta de alguna
manera que vaya más allá de lo normativo, aunque no dejo de reconocer que sí ha
habido avances. Pero por lo menos, cuando comparo la posibilidad, la riqueza de
todas esas manifestaciones con lo que se ha aplicado hasta el presente, veo
todavía una asimetría, un desnivel demasiado grande porque el proceso ha sido
demasiado lento”, declaró.
UNA UNIVERSIDAD QUE PIENSA Y SE SIENTE
Esteban Emilio Mosonyi es rector de la Universidad Nacional
Experimental Indígena del Tauca. En esa institución se piensa en cómo trabajar
de una manera idónea, explica: La Universidad donde yo soy rector, ha estudiado
el problema y tiene una práctica que puede aportar muchas formas de acelerar el
proceso el problema es que se acepte el diálogo y se logre actuar en
consecuencia”.
“Creo que con una gran voluntad política, si no en un año,
ya en diez años la cosa podría parecer muy distinta de lo que tenemos hoy, pero
si seguimos con cierta inercia, como dejar las cosas para después, estamos mal,
es lo que nos enseño el capitalismo: resolver primero lo cuantitativo y dejar
lo cualitativo una y mil veces para después, y eso es lo que hay que resolver”,
asevera el antropólogo.
T/ Mercedes Aguilar
F/Héctor Rattia
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