La esperanzadora propuesta levantada por el pueblo
ecuatoriano para “dejar el crudo en el subsuelo”, reconocida posteriormente por
el gobierno del presidente Rafael Correa y conocida en el escenario
internacional como Iniciativa Yasuní ITT -una transición desde los pueblos en
este camino pospetrolero- ha sido sepultada por el propio presidente
ecuatoriano mediante el Decreto 74 del 15 de Agosto de 2013.
Encuestas de opinión estiman que cerca del 80% de los
ecuatorianos están en contra de la decisión de Correa de abandonar la propuesta
y abrir el área a la exploración petrolera. Además de organizaciones indígenas
y ambientalistas y de ciudadanos en general, las protestas vienen de
prominentes figuras como el economista Alberto Acosta, anterior ministro de
energía y presidente de la Asamblea Constituyente.
Este manifiesto que invitamos a firmar, busca respaldar la
Consulta Popular solicitada por el pueblo del Ecuador para que las ecuatorianas
y los ecuatorianos decidan qué hacer con el Parque Natural Yasuní; también
busca enviar un mensaje de solidaridad al valeroso pueblo ecuatoriano que se ha
constituido en un referente de las luchas ambientales y las propuestas para
construir un mundo donde primen las relaciones armónicas entre los seres
humanos y entre los seres humanos con la naturaleza, como principio de la
construcción del Sumak Kawsay o Buen Vivir.
MANIFIESTO LATINOAMERICANO POR EL YASUNÍ
Las grandes crisis de la humanidad suelen propiciar
ambientes bastante fecundos en ideas, iniciativas y cuestionamientos. La crisis
ambiental que nos acoge actualmente, nacida de las maniobras extractivas
propias del modelo capitalista que viene agobiándonos históricamente, ha sido
un escenario fértil para cuestionar nuestra relación con la naturaleza, para
pensar el territorio y para embarcarse en nuevos propuestas alternativas al
modelo. Así la iniciativa de “dejar el crudo en el subsuelo”, concebida por
organizaciones y ciudadanos ecuatorianos, conscientes de la barbarie ambiental
causada por la extracción de petróleo en sus selvas amazónicas, se encamina a
proponer estrategias que impidan la continuidad y la implementación de un
modelo extractivista en los territorios, llamando a la comunidad internacional
a acompañarles en su tarea.
Lamentablemente la propuesta de dejar el crudo en el
subsuelo, reconocida posteriormente por el gobierno de Rafael Correa como
Iniciativa Yasuní/ITT, se encuentra ahora sepultada por el propio presidente
ecuatoriano mediante el Decreto 74 del 15 de Agosto de 2013, que da por
terminada la Iniciativa Yasuni-ITT. Procediendo inmediatamente a solicitar a la
Asamblea Nacional la declaratoria de asunto de importancia nacional la explotación
del petróleo en el bloque Ishpingo-Tambococha-Tiputini del Yasuní, ubicado en
la región de mayor diversidad biológica del mundo. No obstante, el potente
pueblo ecuatoriano, inalienable ahora en este tema, comprende la importancia
ambiental del Yasuní y, por ende, ha solicitado a la Corte Constitucional un
dictamen de constitucionalidad a la pregunta que servirá de base para una
consulta popular.
Ante este escenario, las organizaciones sociales,
ambientalistas, comunitarias, culturales, académicas y la ciudadanía abajo
firmantes apoyamos decididamente la propuesta de Consulta Popular, considerando
que además de buscar la conservación eficaz de la vida y existencia de la selva
amazónica, la consulta es una evidencia de la conciencia creciente de los
ecuatorianos frente a su propia naturaleza. Se triunfa con una Consulta Popular
porque se reivindican los poderes políticos de la sociedad, se potencia el
poder de lo popular y se refuerza el derecho legítimo de los pueblos de tomar
decisiones concernientes a su territorio Sin lugar a dudas, entendemos que la
Constitución Política de la República del Ecuador es una carta audaz en
términos de derechos constitucionales y conservación de la naturaleza, y
rechazamos la forma en que el gobierno actual pretende transgredirla con la
propuesta de explotación del bloque petrolero ITT en el Parque Nacional Natural
Yasuní. Rechazamos el decreto presidencial que consideramos ilegítimo, dado que
viola los derechos humanos y de la madre tierra contemplados en la Constitución
Nacional ecuatoriana. La decisión presidencial vulnera particularmente los
siguientes artículos:
Artículo 57.- Relacionado los derechos colectivos de las
comunidades, pueblos y nacionalidades.
Artículo 73.- EI Estado aplicará medidas de precaución y
restricción para las actividades que puedan conducir a la extinción de
especies, la destrucción de ecosistemas o la alteración permanente de los
ciclos naturales.
Artículo 395.- El Estado garantizará un modelo sustentable
de desarrollo, ambientalmente equilibrado y respetuoso de la diversidad
cultural, que conserve la biodiversidad y la capacidad de regeneración natural
de los ecosistemas, y asegure la satisfacción de las necesidades de las
generaciones presentes y futuras…
Artículo 398.- Toda decisión o autorización estatal que
pueda afectar al ambiente deberá ser consultada a la comunidad, a la cual se
informará amplia y oportunamente.
Artículo 405.- EI sistema nacional de áreas protegidas
garantizará la conservación de la biodiversidad y el mantenimiento de las
funciones ecológicas…
Artículo 407.- Se prohíbe la actividad extractiva de
recursos no renovables en las áreas protegidas y en zonas declaradas como
intangibles…
Artículo 413.- El Estado promoverá la eficiencia energética,
el desarrollo y uso de prácticas y tecnologías ambientalmente limpias y sanas,
así como de energías renovables, diversificadas, de bajo impacto y que no
pongan en riesgo la soberanía alimentaria, el equilibrio ecológico de los
ecosistemas ni el derecho al agua…
Objetamos los argumentos presentados por Rafael Correa para
explotar el petróleo existente en el Yasuní, al decir que los ingresos
generados de la explotación son indispensables para mejorar las condiciones de
vida de las comunidades amazónicas ecuatorianas, dudamos que esto sea posible
bajo el escenario propuesto de explotación. En primer lugar, porque
históricamente está demostrado que en el Ecuador las regalías por petróleo no
tienen una relación directa con una mejor calidad de vida, por el contrario han
sido las comunidades, que habitan las zonas de donde se extrae el petróleo,
quienes se cuentan entre los más desabastecidos y con los mayores índices de
pobreza.
En segundo lugar, resaltamos que no es posible pretender
mejorar las condiciones de vida de las comunidades mediante la explotación
petrolera, porque con la degradación de su territorio, se vulneran asimismo sus
relaciones sociales y con la naturaleza, que son el sustento real para su vida.
La cultura de las comunidades es una manifestación de la naturaleza de la que
hacen parte, así pues el desequilibrio de su territorio, será el desequilibrio
de su vida, porque su cosmovisión incluye lo que para ellos es conocido: sus
ríos, sus alimentos, sus rutas, sus tiempos, su aire, su maraña verde.
Reafirmamos las decenas de razones para defender el Yasuní
de cualquier tipo de actividad extractiva, principalmente la riqueza de su
biodiversidad, sus relaciones ecológicas tejidas por milenios, sus medicinas,
sus particularidades fisiológicas, paisajísticas, su resiliencia, su
metabolismo ecológico, sus particularidades étnicas (especialmente la presencia
de pueblos en aislamiento voluntario), su valor escénico, su vida, sus millones
de años de historia evolutiva. Asimismo rechazamos los modelos gubernamentales
basados en el extractivismo, la adicción por el petróleo, la obsesión por el
crecimiento económico ilimitado y las economías rentistas.
Rebatimos la idea de que el uno por mil (1x1000) del Yasuní
que se explotará es un área mínima o despreciable, pues esa proporción corresponde
a la magnífica área de 982.000 hectáreas, que no está distribuida de manera
continua, sino que está compuesta por diferentes campos que tendrán que ser
interconectados. Por lo cual, el uno por mil presentado como despreciable,
aumentará a través del tiempo, por esta razón instamos a las comunidades a no
dejarse distraer por la forma conveniente de presentar esta cifra. Asimismo,
contradecimos la idea de que la afectación ambiental será mínima por la
implementación de modernas tecnologías con poco impacto, pues aún para la
explotación horizontal como mínimo se necesita numerosas detonaciones en toda
el área solo en la fase de exploración, además se necesitarán también
instalaciones para vías de acceso, líneas de transmisión, tuberías en toda el área
y usar amplias zonas para la instalación de cada pozo, sin mencionar de los
procesos de colonización que provoca la actividad petrolera.
Aplaudimos a los ciudadanos y organizaciones ecuatorianas
tanto por la propuesta de “dejar el crudo en el subsuelo” (Iniciativa
Yasuní/ITT) como ahora por el llamado a Consulta Popular. En especial a los
movimientos de jóvenes que con sus acciones se convierten en un referente
histórico para el planeta entero, y el Ecuador como un indiscutible líder en
propuestas innovadoras en materia ambiental. Celebramos el mensaje contundente
que están dando al mundo, que la permanencia de la vida no tiene discusión, que
la vida puede entenderse en términos de ciclos, flujos y sinergias, porque como
dice Fritjo Capra, “lo que le hagamos a la tierra nos lo hacemos a nosotros
mismos”.
Por último hacemos un llamado a la comunidad internacional,
organizaciones ambientalistas, académicas, sociales, espirituales, étnicas y
ciudadanos permanezcamos atentos al futuro del Yasuní y continuemos respaldando
y acompañando las motivaciones del pueblo ecuatoriano en esta labor de
repercusiones planetarias. Apoyamos la Consulta Popular... queremos un Yasuní
vivo y que los ecuatorianos sigan inspirando a las naciones con su proceder!
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