domingo, 1 de diciembre de 2013

La guerra económica... en los Estados Unidos

Por: Luís Salas Rodríguez
Sur-versión

La guerra económica contra la clase trabajadora no es un fenómeno local, si bien por razones coyunturales en Venezuela se radicalizó este año. Por eso siempre hemos dicho que hay al menos dos guerras: una puntual contra el gobierno y con fines de crear condiciones para una salida de fuerza que acabe con el chavismo y lo que representa, pero a su vez una prolongada y originaria contra la mayoría asalariada y no-propietaria. Es esta la misma guerra que vemos en Europa, que enfrentan los campesinos colombianos, los trabajadores y estudiantes chilenos, los maestros mexicanos, etc. En el caso de países donde la derecha tiene el poder político esta guerra se hace sin cuartel y al modo más o menos tradicional: se privatizan los servicios, se precariza el trabajo, se entregan fondos a la banca y las empresas al tiempo que se recortan las ayudas y subsidios sociales. Pero en el caso donde hay gobiernos que se oponen a dichas medidas se sabotea la economía y ataca la moneda, tal y como ocurre en Venezuela y Argentina.

En lo que a los Estados Unidos respecta, las cifras de la crisis social son elocuentes rayando ya en tragedia social. Además de la bancarrota de ciudades como Detroit las cifras de pobreza hablan de aproximadamente 46,5 millones de personas viviendo por debajo del umbral de la pobreza, casi un 20% de la población y máximos que no se rozaban en casi medio siglo pero además aumentando paulatinamente. 

Así las cosas, el reciente cierre de la administración federal por el supuesto “desacuerdo” entre demócratas y republicanos con respecto al techo de la deuda, en el fondo lo que ocultaba era la guerra declarada por parte de los más ricos y poderosos intereses del país del norte negados a reducir sus ganancias para financiar la salud, que como se sabe es un derecho que no todos disfrutan en los Estados Unidos.  Lo increíble del asunto es que igual la propuesta de Obama implica una gran transferencia de recursos de los contribuyentes al poderoso sector privado de salud y fármacos, pero en tiempos como estos nada parece saciar el apetito de los pranes económicos, dispuestos como están a saquear todo lo que pude ser saqueado.  

Lo de abajo es una nota publicada en Voz Populi por Juan Laborda que trata sobre los efectos de la política monetaria aplicada en los Estados Unidos de financiamiento a los bancos, recortes a los servicios y precarización del trabajo. La nota se basa en la estadísticas recientemente publicadas sobre las diferencias salariales en dicho país durante 2012. 

Por último, y en el marco de la misma situación pero del lado europeo, en el portal Rusia Today se publicó el día de hoy una nota donde se daba cuenta de la preocupación de especialista de la Organización Mundial de la Salud con respecto al aumento de los índices de infección por VIH entre la población griega, aumento que según los mismos especialistas pudiera tener su origen en la necesidad de acceder a los 1400 dólares de subsidio que el Estado otorga a quienes padecen dicha enfermedad. en la misma nota se da cuenta del aumento de la prostitución y los recortes en más de un 40% en el acceso a los servicios de salud. 

La política monetaria, fuente de empobrecimiento.

Se acaban de publicar las estadísticas salariales de los Estados Unidos de 2012 y los resultados no pueden ser más preocupantes. Nunca antes la brecha entre los ricos y los pobres había sido tan amplia y jamás en la historia del país norteamericano habían ganado tantas personas, concretamente 166, más de 50 millones de dólares al año. Sin duda alguna, la fuente de este catalizador para el malestar en la sociedad ha sido la Reserva Federal (FED). La incesante expansión del crédito de la Fed ha creado disparidades artificiales basadas en el privilegio político y el poder económico. Esta dinámica es aún peor en nuestra querida España.

La FED, y en líneas generales los Bancos Centrales de medio mundo, están transfiriendo una inmensa riqueza de las clases medias a los más ricos, de los más desfavorecidos a los más privilegiados. Esta redistribución coactiva ha sido una fuente mucho más atroz de la disparidad de renta y riqueza que una fiscalidad injusta, que castiga sobre todo a la fuerza del trabajo, o los efectos perversos que acompañan a toda desregulación.

Los datos oficiales simplemente corroboran lo que ya decían otros estudios que en su momento presentamos. Por un lado, el profesor de finanzas de la Universidad de Chicago Amir Sufi recogió para Estados Unidos la distribución del dolor económico de la crisis actual según niveles de renta. Las cifras no dejan lugar a dudas. Para los hogares más pobres y para las clases medias, la actual crisis económica sistémica borró 20 años de acumulación de patrimonio neto. En cambio el descenso para los más ricos es apenas marginal.

Por otro lado, los resultados de otro estudio, con datos actualizados hasta 2012, realizado por los profesores Emmanuel Saez y Thomas Piketty de la Universidad de Berkeley y de la Paris School of Economics, respectivamente, aún son más demoledores. El 10 por ciento de las personas de mayor renta se llevó más de la mitad de los ingresos totales del país en 2012, el nivel más alto registrado desde que el gobierno estadounidense comenzó a recopilar los datos pertinentes hace un siglo. El 1 por ciento más rico se llevó la quinta parte de los ingresos obtenidos por los estadounidenses, uno de los más altos niveles en el registro desde 1913, cuando el gobierno instituyó un impuesto sobre la renta.

Política Monetaria y desigualdades

La Reserva Federal de los Estados Unidos desde el estallido de la burbuja tecnológica y, especialmente desde el 2008, con la explosión de la burbuja inmobiliaria y las quiebras bancarias, viene aplicando la hoja de ruta de Bernanke recogida en su discurso ante el Club Nacional de Economistas, el 21 de noviembre de 2002: “Deflation: making sure it doesn’t happen here”. Se trata de la percepción errónea de que inundando de dinero al sistema se reactivará el ciclo económico. Sobre ello ya hemos hablado largo y tendido.

Pero uno de los efectos macroeconómicos más importantes de esta política monetaria, y que analizaré brevemente, es que estremendamente injusta. Activa un problema de riesgo moral, el papel de la política monetaria como elemento incentivador de la toma de riesgos excesivos. Los inversores, especialmente los bancos, asumen importantes riesgos en sus apuestas a sabiendas de que si al final las cosas iban mal, las autoridades monetarias los rescataran, como así ha ido sucediendo. De la generación de burbujas o creación temporal de riqueza sólo se benefician las clases de renta más alta, abriéndose aún más la brecha entre ricos y pobres. Veamos cómo.

Cuando analizamos el dinero, en principio hay dos formas del mismo. Por un lado, los billetes y depósitos para los cuales existe respaldo moneda, y, por otro, los sustitutos del dinero, es decir, los créditos respaldados por activos de deuda y derivados de todo tipo. Éstos últimos son las formas de dinero, ya sea electrónico o dinero bancario, en el que los ricos tienen la mayoría de su riqueza. Y, obviamente son también los que se eliminarían si los bancos no fueran rescatados.

Esto es lo que asusta a las élites, y, por ello decidieron de una manera antidemocrática, salvo honrosas excepciones, que los bancos fueran rescatados. A diferencia de nosotros, la élite bancaria y financiera tiene la mayor parte de su riqueza financiera en activos de deuda y derivados de todo tipo, que se evaporarían si se dejasen caer a los bancos. Si se reestructura el sistema bancario y se redujera su tamaño acorde con la economía real, serían los más ricos y poderosos los grandes perdedores. Obviamente ni lo han tolerado ni lo tolerarán. En su lugar, han diseñado una estructura de ahorro para la economía en la que su riqueza se mantiene, así como las instituciones que la controlan, y lo ha hecho a nuestra costa.

Para ello implementaron una política monetaria tendente a mantener el statu quo, pensado además que reactivaría el ciclo económico y la renta, cuando en realidad solo favorece la generación de burbujas financieras e inmobiliarias.

Fuente: http://surversion.wordpress.com/2013/11/26/la-guerra-economica-en-los-estados-unidos/

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