sábado, 26 de octubre de 2013

Carta abierta para el señor Rafael Correa Presidente de la hermana República de Ecuador

Caracas, 20 de octubre de 2013 

Estimado señor Presidente:

El pasado 10 de octubre lo escuchamos, no con poco malestar, manifestar opiniones adversas a la despenalización del aborto. Usted se encargó de dejar muy claro que, en esta ocasión, defenderá sus principios por delante de las necesidades del pueblo. Nosotras consideramos que se ha equivocado y desde la firme convicción de que la rectificación es un acto revolucionario, lo instamos a repasar sus actos.

Acá en Venezuela, como usted bien sabe, hemos tenido la oportunidad de formarnos los últimos catorce años en el marco de un proceso revolucionario. Nuestro Comandante eterno, Hugo Chávez Frías, nos enseñó algo que jamás olvidaremos: los líderes políticos son hijos e hijas del pueblo, no sus padres o madres. Desde esa postura, deben responder a sus necesidades y defender sus derechos, no decretar valores.

Entendemos el deseo y necesidad de ser fieles al desarrollo de una línea estratégica de gobierno, pero las transformaciones sociales responden a procesos dialécticos durante los que se acumulan contradicciones con las que debemos lidiar con madurez y firmeza, no para imponer criterios individuales, sino para no alejarnos del sur al que apuntamos voluntariamente los pueblos latinoamericanos: el socialismo. Hace no más de un mes, en el marco de su visita a Bolivia, usted se refirió al socialismo del siglo XXI como un modelo “que lucha contra inequidades centenarias, que disminuye la pobreza con dignidad y soberanía de nuestros países (...) hacia la construcción de la Patria Grande”.

No podemos hablar de soberanía sin empezar por la soberanía sobre nuestros propios cuerpos, que son el primer territorio de lucha. No podemos hablar de luchar contra inequidades centenarias y no hablar de feminismo.

Compañero presidente, nosotras tenemos el deber de recordarle que más de la mitad de la población de nuestra futura Patria Grande somos mujeres, que hemos luchado y lucharemos día a día lidiando con contradicciones históricas que nos perjudican y que a pesar de eso, nunca hemos amenazado con renunciar, porque sabemos que sin nosotras no hay patria. Usted ha ganado la presidencia de su país con un proyecto socialista y forma parte de un conjunto de líderes que defienden la unidad latinoamericana. Seguramente ha estudiado – muy bien- a Marx y Engels, entre otros. Sin embargo, hace un par de días formuló que “ahora resulta que ser heterosexual, creer en la familia y ser católico es un pecado”. No celebramos su intento de frase sarcástica. Usted sabe bien que el primer lugar donde se aprenden, reproducen y sostienen los mecanismos del modelo capitalista es la familia patriarcal. Desde esa claridad nuestro presidente se declaró, en el 2008, feminista. Recordemos: sin feminismo, no habrá socialismo y no hay forma de acabar el capitalismo sin destruir primero el patriarcado.

Desde el cariño por usted que heredamos de nuestro comandante, volvemos a decirle: esta vez está equivocado. Presidente, rectifique. Si las reivindicaciones de nuestros compañeros y compañeras de lucha atentan contra nuestros principios entonces es hora de repasar nuestros principios.

¡Por la construcción de la Patria Grande! ¡Por la soberanía de nuestros Pueblos y de Nuestros Cuerpos! ¡Sin feminismo no hay socialismo!

Colectivo F.A.L.D.A.S. en Revolución


(Feministas en Acción Libre y Directa por el Aborto Seguro)

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