Caracas, 20 de octubre de 2013
Estimado señor Presidente:
El pasado 10 de octubre lo escuchamos, no con poco malestar,
manifestar opiniones adversas a la despenalización del aborto. Usted se encargó
de dejar muy claro que, en esta ocasión, defenderá sus principios por delante
de las necesidades del pueblo. Nosotras consideramos que se ha equivocado y
desde la firme convicción de que la rectificación es un acto revolucionario, lo
instamos a repasar sus actos.
Acá en Venezuela, como usted bien sabe, hemos tenido la
oportunidad de formarnos los últimos catorce años en el marco de un proceso
revolucionario. Nuestro Comandante eterno, Hugo Chávez Frías, nos enseñó algo
que jamás olvidaremos: los líderes políticos son hijos e hijas del pueblo, no
sus padres o madres. Desde esa postura, deben responder a sus necesidades y
defender sus derechos, no decretar valores.
Entendemos el deseo y necesidad de ser fieles al desarrollo
de una línea estratégica de gobierno, pero las transformaciones sociales
responden a procesos dialécticos durante los que se acumulan contradicciones
con las que debemos lidiar con madurez y firmeza, no para imponer criterios
individuales, sino para no alejarnos del sur al que apuntamos voluntariamente
los pueblos latinoamericanos: el socialismo. Hace no más de un mes, en el marco
de su visita a Bolivia, usted se refirió al socialismo del siglo XXI como un
modelo “que lucha contra inequidades centenarias, que disminuye la pobreza con
dignidad y soberanía de nuestros países (...) hacia la construcción de la
Patria Grande”.
No podemos hablar de soberanía sin empezar por la soberanía
sobre nuestros propios cuerpos, que son el primer territorio de lucha. No
podemos hablar de luchar contra inequidades centenarias y no hablar de
feminismo.
Compañero presidente, nosotras tenemos el deber de
recordarle que más de la mitad de la población de nuestra futura Patria Grande
somos mujeres, que hemos luchado y lucharemos día a día lidiando con contradicciones
históricas que nos perjudican y que a pesar de eso, nunca hemos amenazado con
renunciar, porque sabemos que sin nosotras no hay patria. Usted ha ganado la
presidencia de su país con un proyecto socialista y forma parte de un conjunto
de líderes que defienden la unidad latinoamericana. Seguramente ha estudiado –
muy bien- a Marx y Engels, entre otros. Sin embargo, hace un par de días
formuló que “ahora resulta que ser heterosexual, creer en la familia y ser
católico es un pecado”. No celebramos su intento de frase sarcástica. Usted
sabe bien que el primer lugar donde se aprenden, reproducen y sostienen los
mecanismos del modelo capitalista es la familia patriarcal. Desde esa claridad
nuestro presidente se declaró, en el 2008, feminista. Recordemos: sin
feminismo, no habrá socialismo y no hay forma de acabar el capitalismo sin
destruir primero el patriarcado.
Desde el cariño por usted que heredamos de nuestro
comandante, volvemos a decirle: esta vez está equivocado. Presidente,
rectifique. Si las reivindicaciones de nuestros compañeros y compañeras de
lucha atentan contra nuestros principios entonces es hora de repasar nuestros
principios.
¡Por la construcción de la Patria Grande! ¡Por la soberanía
de nuestros Pueblos y de Nuestros Cuerpos! ¡Sin feminismo no hay socialismo!
Colectivo F.A.L.D.A.S. en Revolución
(Feministas en Acción Libre y Directa por el Aborto Seguro)
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